El asombro es como un viento blando,
como brisa que besa abedules,
brisa mansa que está suspirando
en los ojos profundos y azules.
Hoy trajimos al niño que impera
en la casa con su balbuceo,
más amado que la primavera,
un zorzal de cartón. Y aún le veo,
cuando el pájaro abría las alas
y rompía en el pico un gemido,
los ojillos llenar de sorpresas...
Dulce asombro que grácil resbalas
en los ojos del niño querido;
cuando naces, la vida me besa.
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