(...)
Oh pequeño
emperador sin orbe,
conquistador sin patria,
mínimo tigre de salón, nupcial.
Sultán del cielo
de las tejas eróticas,
el viento del amor
en la intemperia
reclamas
cuando pasas
y posas
cuatro pies delicados
en el suelo,
oliendo,
desconfiando
de todo lo terrestre,
porque todo es inmundo
para el inmaculado pie del gato.
(...)
de "Oda al gato"
en: Navegaciones y regresos
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