Ahora que andamos despacio
le voy a contar mentiras:
por el mar corren las liebres,
por el aire las sardinas.
yo tuve un caballo en Córdoba,
con la cola en Santa Fe,
la cabeza en Buenos Aires
y las patas en Pigüe.
Hoy hace veinte mil años
que en la ciudad de nosedónde
me mandaron una carta
a las treinta de la noche.
Veinticinco cordobeses
salieron a la montaña
con fusiles y escopetas
a fusilar una araña.
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