A una playa del Caribe,
llegó muy contento el mango
tarareando sin cesar
una música de mambo.
La que primero salió
a danzar fue la ciruela.
Contorneando la cadera
como le enseño su abuela.
Y detrás de ella la piña
con su primo, el ananá,
con una coreografía
iban de aquí para allá
.
La banana se movía
quebrando bien la cintura
De lejos la criticaban,
verdes de envidia, las uva.
La frutilla de vergüenza,
estaba muy colorada
y el amargo del pomelo
no quiso bailar por nada.
Mientras seguía el compás
la manzana se reía
al ver como tropezaba
el limón con la sandía.
La naranja le enseñaba
a bailar a la frambuesa
y les seguía los pasos
concentrada, la cereza.
Debajo de la palmera
para no hacer papelón,
tomaba clase la pera
con el profesor melón.
Al kiwi que es extranjero,
le explicaba la mandarina
como se bailaba el mambo,
pero el igual no entendía.
Bailaron toda la noche
y me contaron que el coco
con ese ritmo sabroso
se movía como un loco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario