Un murmullo de asombro se difunde
Por aquella asamblea;
La tribu, fascinada y aturdida,
Nuevo cacique en el salvaje encuentra.
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¡No oís el río? Suena en sus barrancas.
¡Oíd al Uruguay!
El río de los indios...¡Y los blancos
En su ribera están!
Los blancos, que vinieron de allá lejos,
De donde sale el sol;
Los que matan los indios, con los rayos
Que el astro les prestó,
Y les cortan las negras cabelleras,
Y les quitan la piel;
Y les roban la tierra en que nacieron,
Y en que posan los pies.
Sólo esclavos del blanco, allá en su toldo,
El indio engendrará,
Y, en sus bosques, el fuego de la guerra
No encenderá jamás;
Dando un quegido, morirá el charrúa
Que nunca se quejó;
Y sus mujeres correrán, lanzando
Sus gritos de dolor.
¿Querés matar al extranjero Entonces,
Seguid a Yamandú.
Yo sé matarlo, como el gato bravo
de los bosques del Hum.
Los cráneos de los pálidos guerreros
Al indio servirán
Para beber la chicha de algarrobas
Y el jugo del palmar.
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