Perseguía un caballo vengativo
a un ciervo que le hizo leve ofensa;
mas hallaba segura la defensa,
en su veloz carrera fugitivo.
El vengador, perdida la esperanza
de alcanzarlo y lograr así su intento,
al hombre le pidió su valimiento,
para tomar del ofensor venganza.
Conciente el hombre; y el caballo airado
sale con su jinete a la campaña;
corre con dirección, sigue con maña,
y queda al fin del ofensor vengado.
Muéstrase al bienhechor agradecido;
quiere marcharse libre de su peso;
mas desde entonces mismo quedó preso,
y eternamente al hombre sometido.
El caballo que suelto y rozagante
en el frondoso bosque y prado ameno
su libertad gozaba tan de lleno,
padece sujeción desde ese instante.
Oprimido del yugo ara la tierra;
pasa tal vez la vida más amarga:
sufre la silla, freno, espuela, carga,
y aguanta los horrores de la guerra.
En fin,perdió la libertad amable
por vengar una ofensa solamente;
tales los frutos son; que ciegamente,
produce la venganza detestable.
De "Trozos de literatura española" tomo II
sábado, 9 de enero de 2010
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