Amor, la noche estaba trágica y sollozante
cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;
luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,
tu forma fue una mancha de luz y de blancura.
Todo aquí lo alumbraron tus hojos de diamante,
bebieron en mi copa tus labios de frescura,
y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;
me encantó tu descaro y adoré tu locura.
Y hoy río si tu ríes, y canto si tu cantas,
y si tú duermes duermo como un perro a tus plantas!
Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera,
y tiemblo si tu mano toca la cerradura.
y bendigo la noche sollozante y oscura
que floreció en mi vida tu boca tempranera!
El vampiro y otros poemas, Buenos Aires; Centro Editor de América latina, 1987.
Poetisa uruguaya (1886-1914) suma su voz a la de las grandes mujere de América.
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